Sutil y minuciosa brisa tu que siempre a caricias las bellas acacias que decoran la claridad de su rostro lleno de primavera, has cubierto de serenidad todo espacio para
que ella lo pueda transitar.
La aurora que
reviste su cabello entre juega con su cuello y se ha convertido en cómplice de
su lindura, se adelanto a su camino para que a ella no le falte claridad.
Junto al Roció de la mañana que ha preferido acampar primero
en su jardín que en cualquier otro, así ella vea en su despertar, que su vergel
jamás se marchitara.
Y si metiera el universo creo que no podría acabar, entre
tantas confabulaciones privilegios, misterios y de más, creo que Dios hermoseo
tu rostro dejándolo sin igual, y todo lugar en el que habitas lo haces
reverdecer… pues te ha escogido el creador entre las naciones para darte a conocer…